domingo, 23 de septiembre de 2007

Poetas y poetastros

En las muchas etiquetas que acostumbramos a ponernos los chilenos, hay una que si parece corresponde a la realidad; Somos un país de poetas. O bien, hay demasiados poetas en este país.

He recorrido ferias, municipios, universidades, centros culturales donde he leído mis poemas, y para sorpresa mía la sobrepoblación de poetas se hace presente en estas actividades – no para oír mis poemas- sino para regalar sus poemario o contar sus proyectos literarios.

Los poetas desconocidos, son una especie interesante. Autoeditan. Se reúnen en cofradías donde intercambian sus textos. La alabanza mutua es código aceptado por todos y nadie critica nada. El vino siempre esta presente en sus reuniones y las mujeres se levantan en cada gesto como la maldita de gran currículum amatorio y libertino.

Hasta la vestimenta da cuenta de la condición de poetas. Es mal visto un poeta de terno y corbata o con vestimenta tradicional. Cuando ingreso a dar mis lecturas la mirada de ellos es despectiva, gesto irónico, actitud desfachatada. Parecen decir “la poesía no pertenece a los viejos” o “nosotros tenemos la revelación poética”

Chile tiene una sobrepoblación de poetas – mejor dicho poetastros- y en los más lejanos rincones de esta larga y angosta faja de tierra. Rara es esta especie de escribidores sin más oficio que el sentimiento llevado al papel.

Poco de estos poetas entiende o practica el oficio de ser lector a tiempo completo. Es más fácil gabaratear signos con rima en el papel, que bucear en lo profundo con trabajo, lectura, corrección, en fin profesionalismo y no voluntarismo frente a la escritura.

La poesía y la escritura es un oficio de soledad. Mucho gremialismo y tertulia deja la mentira de lucir un titulo de poeta o escritor y hasta un carné que lo certifica, pero en la practica queda una pobre obra – por así llamarla- que da cuenta de la pobreza intelectual de su autor.

Ojala la poesía siga viva, escribiéndose. Pero más importante es que seamos lectores. Ávidos consumidores de libros. Sin duda la mejor escuela para ser buen poeta

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