domingo, 23 de septiembre de 2007

Comunistas en Te Deúm

Mirando las imágenes del Te Deum por televisión, en medio de los invitados, se distinguían las figuras de Guillermo Teillier, Lautaro Carmona y otros próceres Comunista.

Reconozco sentí una profunda alegría al verlos en medio de aquella jauría de políticos – muchos de ellos- que no han pedido perdón y jamás han reparado el daño causado en el tema violaciones a los derechos humanos bajo la dictadura de Pinochet.

Pensé como puede estar allí el Coronel Labbe, cómplice en tanta tropelía que cometieron los uniformados con beneplácito de muchos civiles. Me dio asco – y me alegre- de no estar ahí y tener que dar el saludo de la paz a gente como Moreira o Jovino Novoa.

La satisfacción de ver en esta acción de gracias a los líderes comunistas tiene que ver con la autoridad moral que tiene la tienda de la hoz y el martillo. Jamás han dejado de buscar y recordar pidiendo justicia a sus muertos. Traen consigo una historia de valor en la lucha contra la más feroz dictadura. Han dejado su cuerpo en la calle recibiendo golpes para denunciar aquello que es nocivo para los interese del pueblo.

Sin duda las palabras de Jesús “venid benditos de mi padre……..” en ese momento calzaban a la perfección a tanto hombre y mujer que sin proclamar de labios hacían la voluntada del padre.

Dice Jesús “este pueblo me honra con los labios pero su corazón esta lejos de mi” que bien calzan estas palabras en figura de muchos…demasiados de derecha que hablan de Dios y explotan y maltratan a sus semejantes.

El partido Comunista necesita expresarse en el congreso – no como expresión de poder- sino como referente testimonial ético de un grupo de personas que han hecho de la defensa de valores su ser político; La vida, defensa del pobre, Justicia, solidaridad, cultura para todos, una economía centrada en el hombre. Todo lo anterior no es más que el evangelio llevado a la vida y lucha diaria.

El sueño de estos hombres “La tierra será el paraíso de toda la humanidad” ese también es nuestro sueño, nuestro trabajo como cristianos.

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