domingo, 23 de septiembre de 2007

Mapa Verde Milico en la Noche Santiaguina

Mapa verde Milico en la noche Santiaguina de Chat

Al recorrer el chat, es infaltable quien solicita conocer a uniformado. Dicen hay explicaciones para esta fijación fetichista. De vez en cuando, aparecen avisos que ofrecen “Uniformado Caliente buscando” es cierto se puede dudar de la autenticidad de esta identidad publica uniformada. Además que a los concurrentes a salas chat gay, - conocedores del fetichismo maricucho- les gusta jugar con “chapas” “seudónimos” o “fantasías”

También es verdad, mas de uno, que ha hecho el contacto con estos ofrecedores de placer milico, se ha llevado la grata sorpresa que todo es verdad.

En el mapa verde oscuro del uniforme santiaguino, hay lugares donde no se puede dejar de visitar, aun sea para llevarse como postal la imagen macho del muchacho que carga fusil.

Si uno viene de Plaza Italia, resulta parada obligada la manzana del Edificio Ministerio de Defensa, especialmente por su parte posterior a Alameda. Allí la guardia solitaria espera las “Buenas noches” y tal vez el cigarro que ahuyenta él frió y acorta la noche. Es también la historia curiosa del muchacho carretero que no quiere dejar nada sin experimentar.

Y allí el juego de palabras teje sus redes. Intercambio de teléfonos. La noche exorcizo promesas, olvidó pobreza, lejanía de la familia. Se abrió el suspiro anhelante de sexo en su máxima y silenciosa, clandestina expresión.

Luego levanta su perfil el Edificio de las Fuerzas Armadas – por la puerta de Alameda- o bien por la playa de estacionamiento. La operación anterior da resultado, expresan los devotos del peregrinar marcial.

El abanico esta compuesto por Ejército y Fach. Todas las edades se ofrecen en el vitrineo caliente y patiperro.

Otro lugar es el Instituto Geográfico Militar, donde haciéndole el quite a las cámaras- tres o cuatro- es posible el muchacho de las afueras de Santiago regale su secreto y una presa para la noche que todo lo oculta.

Luego cruzar la Norte –Sur e ir donde esperan guardias jóvenes de la Dirección de Reclutamiento. Fue tanta la demanda colibrí en el lugar que los superiores milicos colocaron cámaras – pero como todo en Chile- puede burlarse. Solo hay que seguir las instrucciones del conscripto.

Por ultimo, la Academia de Guerra, frente al Parque Ohiggins, es lugar con historia.

Imposible de dejar de lado en este vagabundeo mariqui.

Allí los soldados, quieren cigarros. Conversar..............y terminan mostrando sus presas como si fuera oferta de la noche.

Los viejos en el andar cuentan que la mejor época del mercado sexo uniformado fue durante la dictadura. Eran muchos los muchachos llegados de provincia que el fin de semana no tenían donde ir. Allí estaban las viejas conquistadoras abriendo sus puertas y deseos a los soldados. Ollas de porotos, cazuelas, bastante pan y mucho trago, ingredientes para olvidar la soledad y la cama improvisada en el suelo.

La historia maricona, esta muy unida a la marcha loca de la noche rimbombante que busca encandilar al soldado de la Republica.

En mi currículum no están ausentes los affeir románticos, clandestinos de guardia, Jorge, Manuel, Felipe, Daniel y unos cuantos más. Algunos solo los conocí por el apellido o la unidad a la que pertenecían.

Mi currículum tiene el azulado Facho, el delicado salobre marino, el macho bruto y pueblerino del ejército, el cansado y arribista gendarme y algún esquizofrénico carabinero.

En este mapa milico caliente no salva ninguna unidad o regimiento. Pero están también aquellos que siendo gay entraron a la vida uniformada, ante la nula posibilidad de estudiar o conseguir trabajo con futuro.

Y allí están clandestinos, silenciosos. Con miedo a que la sección segunda los pueda descubrir.

El relajo viene en la disco o en el cine. En el código de la mirada que invita. En los diferentes chatt, donde se intercambian teléfonos y promesas.

Aunque el Ejército niega que en sus filas se viva el mariconeo, la historia diaria confirma lo contrario. Son pocos en una encuesta – no hay comprobación- que no tenga en su pasado noche con uniformado.

Recuerdo haber sido “Contactado” por un hermoso ejemplar de pelo corto, con maletín negro, cuadrado, grande. Me dijo ser contador, que me hacia precio, que ahora y no después.... en fin, yo no tenia dinero. El no lo supo.

Su imagen quedo en mi, hasta que se hizo presente de uniforme verde bajando de un carro frente al club de la Unión – era policía en servicio- y como el libre mercado incita a ser creativos, trabajaba en el paseo de sexo pagado en la plaza.

Pero el mapa no estaría completo, sino no rescataremos de la noche bulliciosa al restaurante Indianápolis donde la fiesta la lleva Gendarmería. Allí los muchachos sureños cansados del encierro de días gastan su dinero y buscan la aventura con casa donde terminar la noche.

Así el uniforme lleva un dejo de perfume no femenino, algo de cigarros y tragos. El silencio y la marcialidad cubre un “olvídame” Será hasta otro día.

Y en el Chatt alguien pide conocer un uniformado.

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