jueves, 27 de septiembre de 2007

Escritor Invitado a mi Blog Iván Miño y su Texto ! Es Niñita !

“ ES NIÑITA, ES NIÑITA, ES NIÑITA!!!”

En vísperas de fiestas patrias el ver a los pequeños escolares con traje tradicional de huaso: Niñas de vestido floreado. Chilotes y lindas pascuenses. Todos sonrientes caminando como maniquíes de la mano de sus padres dirigiéndose a colegios, para hacer su debut en los actos festivos de septiembre. Hace recuerde mi imagen de niño tímido que frente a estos eventos no llevaba sonrisa sino mirada nerviosa que avergonzada miraba sus zapatos. No esperaba lucir como mejor bailarín sino por el contrario pasar desapercibido para no provocar risas, burlas e insultos por mi delicado paso danzante.

No puedo dejar de pensar en mi niñez. Hoy deben existir otros niños que en etapa crisálida sufren la misma cruel infancia homofóbica-escolar.

De aquel tiempo no borro marcas que dejaron “calificativos” tales como “es mariquita”, “es mujercita “el zaz pirulin” “es cola!” y con dolor los gritos con burla me señalaban “el maricon!” “al Ivan le gusta la pichula!” y tantas bromas, dudas, deseos confusos, mentiras, tantas, tantas situaciones para mí el niño pequeño de aquel tiempo.

Trato de recordar de la niñez mis rasgos homosexuales como la admiración e incondicional idolatría por mi madre. Por la belleza y simpatía de mi hermana. A veces escondido me travestía con sus ropas y maquillajes.

Gracias a mi Padre no tuve que aprender a pelear, era el refugio que cobijaba a este delicado y frágil niño que vez en cuando escapaba con amigos de barrio a jugar “como grande” acariciando lampiños cuerpos…

De los años de enseñanza básica los nombres y rostros de mis primeros amores vienen a mi memoria. El galán, Julio Sutherlan, rubio, ojos claros y bella sonrisa, el tenia la mejor ropa y los útiles de moda. Las niñas lo seguían y yo inconscientemente también.

Recuerdo a los primos Mario y Anthony, los chicos malos del 2° básico, me encantaba seguirlos como espectador en sus travesuras. Una de ellas cuando me encerraron en el baño y bajaron sus pantalones para que los tocara. Eran esos chicos rudos con los que uno fantasea y cuesta resistirse, incluso a los 7 años.

Desde 4° básico la etapa escolar fue un calvario, era el tímido del curso, él más bajito, que no sabia pelear, delicado, que se llenaba de amigas, que recibía bromas ante cualquier guiño homosexual. Al que le inventaban sobrenombres y canciones. Yo sin saber por que era así, tratando de controlar mis gestos, ocultando mi fisgona mirada en camarines y mi vergüenza a desnudarme. También la típica excusa de las amigas defensoras que ridículamente argumentaban “es delicado, pero no por eso va a ser maricon” y la indiferencia absoluta de parte de Profesores.

En esos años encontré un aliado, con quien nos amigamos compartiendo nuestros gustos musicales por las divas del pop ochenteno. Con él comenzó el descubrimiento, conversaciones, confesiones, películas pornos que veíamos en su casa, los llamados al 7001010, una avalancha de cosas que experimentábamos sin titulo, ni definir. Para el resto de los compañeros estaba claro, yo era el maricón del curso.

La situación a comienzos de 8° básico era insoportable, existía cierta conciencia y claridad de mi diferencia. No había tantas dudas, solo falta de experiencia y aceptación. La amistad siguió ocultamente cómplice, cada uno por su lado el resto del año, yo me ensimisme, retraje, adelgace, no comía, deje crecer el pelo como el Beto Cuevas de esos años y ambos fuimos creando una imagen, cambiamos las divas pop por el Dark y la vestimenta taquillera por riguroso negro.

El comienzo de 1° medio fue distinto, estaba solo sin mi partner de básica, pero tenía como escudo mi imagen, mi música, mis libros y mis iconos.

Comencé a construir un cierto respeto. Mi caminar era mas duro en bototos militares. Más misterioso, ya no me miraban por que era “medio raro” sí por extraño y distinto.

Todo bien en el comienzo, con mi selecto y trasgresor grupo de chicas y chicos alternativos, era respetado. Olvide mi pasado del “mariquita del curso”, y la negación gay la hice mía hasta que pude.

Luego del 1° trimestre del año escolar, como buen chico malo me sentaba al final de la sala al lado de un ventanal que daba al patio y no pescaba la clase mirando el paisaje mientras escuchaba a Siouxie en el personal stereo y leía engrupidamente a Baudelarie. Me sentía sobre el resto y casi todos los que escapaban a mi amistad me eran indiferentes.


Esa tarde hubo un quiebre, el director atravesaba el patio con un chico, se dirigían a mi curso. La imagen de aquel muchacho me hizo temblar, exaltarme e incomodarme. No pude dejar de seguir su transcurso hacia mi sala. Una vez adentro el director lo presenta “el es…., será su nuevo compañero… siéntese al lado de Ivan, es el único asiento disponible…no se asuste, parece vampiro pero no lo es. Señor Ivan después vamos a hablar… no puede venir con esa ropa y ese corte de pelo al colegio!” yo no respondí defendiéndome como siempre, no podía hablar…

Era tres años mayor que yo, su cuerpo, voz, lo hacían representar hombría.

Hermoso a mi parecer, piel blanca, pelo castaño, ojos miel, parecido físico y en el gesto a James Deán. Nos sentábamos juntos y así paso a ser mi amigo y a enamorarme.

Se supone que el enamorarse es bello. Para mi no lo fue. Significo reconocerme homosexual y saber que eso era algo mas profundo que la calentura que me daba por los hombres. Lo que sentía por él era mas fuerte que la fantasía de tocar el bulto a un compañero o que un hombre me abordara y nos enredáramos en un encuentro de sexo fugaz o hacer realidad las pajas pegadas el teléfono con un tipo susurrante en el Chat.

Él era depositario de mis sentimientos. Lo que anhelaba, ser sumisamente de el, que me quisiera y deseara como yo lo hacia. Tal vez el problema no era saberme homosexual, sino lo horrible sentir algo tan fuerte y no ser correspondido. Tener que callarlo, ocultarlo, mordérselo.

Los días de mi loco y primer amor fueron un desquicio que duro el resto del año escolar. A él lo llene de atenciones…cigarros, le soplaba en las pruebas, etc. Lo miraba el día entero. Me trastornaba su aroma, cuerpo, sonrisa, verlo bañarse en los camarines, sus agarrones en broma. Todo en él era exquisito y me enloquecía. Le escribía cartas anónimas. Dejaba notas en sus cuadernos… “Te odio, por que te amo”.

Él tenia éxito con las chicas del colegio y lo aprovechaba. Además tenia polola, que esperaba un hijo de el.

La primera y única vez que fui a su casa, me invito junto a Nelson nuestro amigo. Me prepare cual miss, la mañana entera. Al llegar golpeamos y salio su hermana y nos dijo que él debió salir al hospital porque nacería su hijo. Nos tuvimos que ir. Llore todo el resto del día, una vez más. Lo hacia a menudo.

A causa del amor descuide mi pose hetero y el colegio lo noto. Volvieron las bromas e insultos.

Un día, víspera del aniversario del liceo, estaba en recreo y nos sentamos a conversar con mis amigas en el peldaño mas alto de las graderías al centro del patio. Había música y se mandaban saludos y recados por alto parlantes. En él ultimo minuto del recreo mandan un saludo “al Ivan Miño del 1°C… compórtate como hombre, mujercita”…para la música. Suena el timbre. Mis amigas avergonzadas me abandonan. Todo el colegio con la mirada clavada en mi…quede petrificado. Baje los escalones sin que nadie dejara de observarme y camine a lo largo del patio entre risas. Todos me apuntaban y decían “ ese es” “ ese el maricón” “ cola, cola, cola!!!” , “ Haaaaay”, “se le quema “ “ a ese le gusta el pico” … y así miles de insultos y burlas.

Una vez en la sala sentado al lado de él, comencé a temblar y a llorar, sin parar. La vergüenza y la pena eran demasiado y no podía soportarlo. El no hizo nada.

Nelson se acerco. Me dio un fuerte abrazo. Seco mi cara y dijo “no seai´ hueon…no les di en el gusto, no llori´…. Viste! Yo te quiero, eres mi amigo y no me importa lo que digan, te quiero igual y mas que la cresta, pero teni que ser fuerte, si queri´ les vamos a pegar a los hueones que hicieron esto, no se, pero teni que ser valiente, fuerte, no te deji´ vencer por ellos….”. Sus palabras algo me tranquilizaron.

Pero llegando la profesora, aun sollozando pedí ir al baño. Me encerré a llorar histéricamente. Me golpee. Me rasguñe. Me tire el pelo, quería matarme, desaparecer….En el camino a mi casa, seguí llorando. Fume un cigarro tras otro. En mi mente se repetían como cachetadas los insultos, la pose impávida de él, y la idea de matarme como única solución a mí aporreada diferencia se apodero de mí.

Luego de eso el amor se desvaneció lenta y dolorosamente hasta convertirse en odio y finalmente en indiferencia. Los métodos para salir sano y salvo del colegio cambiaban según las necesidades del momento, pero nunca ese periodo estudiantil fue un agrado.

Ahora a mis 27 años, todo lo deje en el pasado como un mal recuerdo que da fuerza y hace que mi mano con la muñeca quebrada. Mi caminar y hablar delicado sea mi pancarta de lucha frente a esta homofobica y cruel sociedad. Porque sé en algún colegio hoy un niño diferente esta siendo agredido, y la inocente burla cantada “ ES NIÑITA, ES NIÑITA, ES NIÑITA!!!” lo esta golpeando.












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