miércoles, 12 de diciembre de 2007

Lily la Bufón que animo la Fiesta de Gladys.

Lily la Bufón que animo la Fiesta de Gladys.

Hace meses fui contactado por un cineasta joven, recién salido de la universidad, sin trabajos que mostrar, pero con entusiasmo. Su proyecto era realizar un documental sobre Gladys Marín. Quería mi testimonio sobre la líder comunista y amiga personal.

Le exprese a él y ha su reducido grupo de trabajo que lo acompañaba que la empresa que se proponía era de gran vuelo. Gladys era – y es- una personalidad muy carismática. Me confió que encontró poca receptividad en el Partido de Gladys. Que lo habían derivado donde diferentes personalidades que si bien hablaban de Marín, todos repetían el discurso del partido y no entraban en profundidades o daban opiniones divergentes.

El proyecto era interesante; Que se mostrara sin censura la Gladys con sus luces y sombras.

De verdad tuve dudas que el Partido Comunista dejara que un documental mostrara a Gladys mas allá del icono que se instala para la veneración de la izquierda.

Acepte dar mi opinión. Planificamos las tomas y los temas que abordaríamos en la entrevista. Fueron tardes intensas. Llenas de recuerdos. Calurosos días recorriendo la ciudad donde estaban mis recuerdos de momentos vividos con Gladys. Mas de una vez lloramos todos viviendo en la evocación jornadas de lucha por la dignidad del pueblo o en la causa de la verdad y justicia.

En aquella entrevista dije todo lo que era Gladys; la mujer valiente. Sus amistades. Amores y amoríos con dirigentes comunistas. Los conflictos con uno de sus hijos. Sus secretos que me confió. La opinión que tenia de algunos compañeros enfermos de ambición de poder. Es decir dije la verdad; Una verdad que no la empequeñece sino la eleva a la condición de mujer profundamente humana.

La filmación fue un éxito. Lo que no contábamos o yo no sabia es que la financista de la película es una militante comunista llamada LiLy - empresaria ebria, gorda, estridente y minusválida intelectual- con varias chequeras y un segundo marido a quien – lo proclama- viste y financia para que se dedique a las labores del partido.

Esta mujer. No solo financia el documental, sino que al joven cineasta le paga un sueldo para que registre lo que ella considera debe quedar plasmado en la imagen para la posteridad.

¡Pobre hombre! la cesantía y pobreza, hacen que acepte a esta protagonista de Fellini su dinero y prepotencia.

Esta gorda deformada de una obra de Botero, se alzo además como censora de la filmación y ordeno que Pamela Jiles y yo saliéramos de inmediato del documental.

No voy a exclamar porque. Creo saberlo. No perdona que una noche en la playa, ella ebria, desenfrenda , confidente a voz en cuello de la anatomía sexual de su marido – en términos nada académicos- esa confesión fue escuchada en santiago en vivo y en directo por un amigo mió militar.

Explico; esa noche mientras ella consumía alcohol en gran cantidad y verbalizaba su frustración sexual con su marido, yo le pedí el celular para hacer una llamada a santiago a mi amigo militar. Su celular era moderno, complicado. Hable termine la conversación, se lo devolví y ella en su borrachera no lo apago bien y mi amigo escucho los detalles de aquella conversación.

Al día siguiente le conté lo sucedido y se horrorizo. Desde ese día soy su enemigo. Con su enemistad quiere borrar un episodio generado por su borrachera. La tal Lily – que proclamo y denuncio el pene curvo de su marido- hoy censura mi intervención en el documental sobre Gladys Marín.

La experta en alcohol, fanfarronerías, chequeras y dinero, prepotencia; esa mujer sin criterio para dirigir los actos de su vida, decide que no tengo nada que aportar en la evocación de mi amiga Gladys Marín.

Pamela Jiles y yo tenemos más que recordar. La tal Lily solo fue en la vida de Gladys el bufón con dinero que ánimo la fiesta, nada más.

Espero el documental tijereteado sobre la vida integra de Gladys.

Carlos Ernesto Sánchez.

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